antes de reformar tu vivienda
El momento de reformar una vivienda es temido y soñado por muchos. Temido porque las molestias y la ruptura de la rutina son cosas inevitables que vienen siempre asociadas a hacer obras. Soñado porque, al fin, se tendrá la vivienda tal y como se desea, lo que seguro que aumenta la comodidad y los beneficios de poder vivir en ella. Teniendo todo esto en cuenta, el punto de arranque de la reforma se encuentra mucho antes de que lleguen los operarios para realizar la reforma. Lo cierto es que lo primero es planificar la preparación de la vivienda para que los trabajadores no encuentren obstáculos en sus tareas y para que no se estropee nada de lo que se desea conservar. Vamos a ver a fondo cómo se tiene que preparar una vivienda antes de la reforma.
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Vivienda vacía o amueblada
Cambia mucho la cosa si hay que planificar una reforma en una casa que se encuentra habitada, con todo lo que conlleva esto en cuanto a muebles y enseres personales, o si se trata de una casa que está completamente deshabitada porque se acaba de adquirir.
El segundo caso es el menos problemático. Sí que habrá que tener en cuenta algunos extremos como evitar las molestias a lo vecinos o proteger algunos elementos que nos interese conservar. En este último sentido, puede tratarse del suelo de la casa por estar en perfectas condiciones o de puertas y otros elementos parecidos.
Sin embargo, como decimos, la reforma de una casa vacía es más fácil de preparar que la de una vivienda habitada y luego veremos con más detalles esos extremos que hemos dicho que tienen que ser tenidos en cuenta con mayor atención.
En una casa habitada, también hay que evitar las molestias a los vecinos y, por supuesto, se deben proteger los elementos que haya que conservar. Es decir, hay que hacer exactamente lo mismo que en una casa vacía. Eso sí, las tareas aquí no acaban ni mucho menos con estas dos opciones.
¿Mudarse o convivir con la reforma?
Aunque ya apuntamos a esto en el apartado anterior, una pregunta fundamental cuando va a comenzar una reforma, especialmente si esta va a afectar a grandes zonas de la vivienda, es sobre la necesidad de mudarse o no.
Lo que hay que tener claro en este sentido es que una reforma puede ser tremendamente incómoda por pequeña que sea. Piensa solamente en las molestias que causa el pintar las paredes de una vivienda o el hacer una pared nueva en alguna estancia. Y estos son pequeñas intervenciones, nada comparado con reformar por completo una cocina o el único baño que haya disponible en una casa.
Pero las reformas no solo son incómodas, también son peligrosas. Convivir con materiales de construcción, herramientas y escombros puede llegar a producir lesiones, algo que es del todo incompatible con la comodidad que se debe tener en casa.
Es más, si se vive con niños, la cosa se hace mucho más complicada. Una pareja o una persona sola pueden aislarse adecuadamente dentro de una habitación.
Con los niños es todo más difícil, ya que estos no se van a adaptar demasiado bien a tener que vivir dentro de una habitación y, además, pueden no comprender el riesgo que entrañan los materiales de construcción o las herramientas de los operarios.
Realmente, el mejor consejo que se puede dar siempre es, si se cuenta con el dinero necesario y la obra va a ser de envergadura, salir de casa en cuanto esta comienza y volver cuando todo esté finalizado. El consejo se aplica a todo el mundo, pero más si cabe a familias que viven con niños.
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Identificar todo lo que sea de valor
Ya que se ha tomado la decisión de quedarse en casa o de salir fuera de ella en el tiempo en el que dure la reforma, llega uno de los momentos más importantes a la hora de preparar una casa para una reforma: identificar todo aquello que se quiere conservar.
En lugar de volvernos locos protegiendo cualquier cosa que haya en casa, puede que la reforma sea el momento perfecto para plantearse si de verdad necesitamos todo lo que hemos acumulado durante años. Sí, una buena forma de comenzar una reforma es haciendo limpieza.
Es posible que nos demos cuenta que, realmente, tenemos una gran cantidad de objetos que son inútiles y que hace años que no se usan, por lo que es posible que lo mejor sea deshacernos de ellos antes que tener que protegerlos y almacenarlos.
Para ello hay que comenzar con tiempo, ya que si dejamos que este se nos eche encima al final no podremos analizar la situación correctamente. .
De este modo, lo mejor es hacer un inventario escrito habitación por habitación anotando todo lo que hay que tirar. Una vez hecho este pequeño esfuerzo, ordenar las cosas que se van a conservar va a ser mucho más fácil .
La preparación comienza por las zonas comunes
Esto se debe hacer a los gestores de la misma finca o a la junta directiva de la misma. Ahora bien, no se debe notificar la reforma hasta que no se cuente con los permisos oportunos. Esto es algo que muchos olvidan en la preparación de la vivienda y que es algo fundamental. basta con visitar el ayuntamiento de turno para recibir los permisos y evitar problemas con la comunidad en la que se vive, y es que el permiso es necesario incluso para instalar un contenedor de residuos en la vía pública.
Con todo, sacados los permisos y notificada la reforma a la propiedad, lo importante es cuidar los elementos comunes. La forma de hacerlo es la misma que ya se usó en el interior de la vivienda. Hay que proteger suelos, escaleras, puertas y, muy especialmente, el ascensor de la comunidad.
Este último elemento suele sufrir de forma considerable en las reformas. Además de cubrir su suelo y sus paredes para evitar problemas, es fundamental asegurarse de que los operarios que van a realizar la reformar no lo carguen en exceso .
Si se tiene en cuenta todo lo anterior, lo cierto es que no debería haber ningún problema durante la reforma. Proteger la casa no es tan complicado como puede llegar a parecer siempre que se sigan los consejos que hemos dado antes. Todo ello, claro, comenzando por una buena organización de aquello que merece la pena conservar y de lo que no y teniendo en cuenta que la vivienda .